La capital de Portugal es encantadora. Sus tonos pasteles, amarillos y naranjas nos dejaron una hermosa sensación de calma en medio de una gran ciudad. Como siempre, recorrimos las calles a pie en busca del lado B, de las esquinas a las que el turismo tradicional no le ha prestado atención. Nos perdimos entre rincones y espacios culturales, vistas panorámicas, el río tajo y depósitos abandonados bajo altos acantilados. Les invitamos a viajar por Lisboa a través de las palabras y las fotos.